Aunque muchos están en desacuerdo, el colecho ha ayudado a la conexión con mi hijo. Al principio surgió por necesidad, luego costumbre, pero hoy puedo decir que aunque durmamos un poco apretaditos, lo disfruto.El momento en que mi nene se viene a mi cama, se acurruca a mi lado esperando su cuento para ir a dormir, se ha vuelto casi un ritual. Casi diría una purificación.
En ese momento es cuando a pesar de los retos y los enojos, nos miramos, nos mimamos y nos abrazamos, para reconfortarnos de que todo ya pasó y ahora esta todo mejor. Es todo tranquilidad y paz.
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