Hay veces que hacemos cosas que no queremos por costumbre. Sacando de lado, lo que si estamos obligados a hacer. Hablo de cosas, personas, pensamientos, actitudes, lo que sea que no nos hace bien, pero lo seguimos haciendo por fuerza de costumbre. Estamos tan sumergidos en estos círculos, que hasta diría, que no vemos que nos hace mal. Porque no nos hace tan mal, pero si sentimos algo extraño, inconformidad, incomodidad, una mezcla difícil de definir. Cuando nos percatamos de todo esto, la molestia aumenta. Por ello, me puse como objetivo este año, detectar que me hace mal y tratar de hacer pequeños cambios. A veces sucede que tantos círculos viciosos pequeños, terminan por crear una bola de nieve, que en mi caso se llama ansiedad. Por ello quiero rodearme de lo que me hace bien. Tomar conciencia de mis limitaciones, mis potencialidades, mis ganas y no ganas, mis deseos, mi tranquilidad. Lógicamente es un proceso largo y tedioso, lo sé… porque esto recién comienza. Espero tener la constancia para seguir, aunque habiendo tomado conciencia, ya no queda otra que seguir para adelante. ¡Y mejor así!
