Día gris...

El año pasado cuando mi nene aún estaba en el jardín nos llamaron del colegio porque mi hijo le había agarrado un ataque y no podían manejarlo. Después de un rato seguía nervioso imposible de calmar pese a la intervención de la maestra integradora y la psicopedagoga escolar. Mi marido fue y ya estaba calmado. Regreso lo más bien como si nada hubiera pasado. ¿Porque llegó a ese estado? Los adultos somos los responsables, él simplemente siente algo que lo desborda y necesita de un adulto que lo ayude y lo guíe para calmarse. A partir de ese momento entendimos que algo en su terapia no estaba funcionando y por ello decidimos que había que cambiar el enfoque ya que no estábamos teniendo las herramientas para ayudarlo. En estos años habíamos cambiado varias veces de terapias. Cuando era bebé empezó con estimulación temprana, pero nos quedaba sumamente trasmano y cambiamos por una de la obra social más cercana a nuestro domicilio. Resultó ser un horror. Por recomendación llegamos a un centro que tenía varias disciplinas. Allí lo evaluaron y empezó con Terapia Ocupacional y Neurolingüística. Estuvimos varios años. Pero decidimos dejar TO después de que nos quisieran cambiar a la profesional por tercera vez. Seguimos con Neurolinguistica. Hasta que sentimos que se estancó. El cansancio de ir a tantas terapias y trámites me tenía cansada. Y además no entendíamos del todo su diagnostico ¿TGD, Retraso madurativo, y a los 4 había memorizado el alfabeto ruso? Patié el tablero. Pero el tiempo pasó factura, necesitaba terapia, psicologia. Allí llegamos a una Licenciada con orientación psicoanalítica. Unos meses duró. Hasta que pasó lo conté más arriba. Así fue cuando necesitamos volver a la Terapia Cognitivo Conductual (TCC). Encontramos un equipo que lo acompaña hasta hoy en día. Cambiar da miedo, y a veces uno piensa en el malo conocido, pero cuando algo no está funcionando, hay que seguir buscando hasta encontrar con el equipo que él necesita. Cambiar a veces es necesario.

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