La tele, ese querido dispositivo que tratando de no abusar, hizo que mi hijo aprendiera las cosas más insólitas, como por ejemplo el alfabeto ruso! Utilizando el recurso de Youtube. Pero pasamos a Netflix, a propósito, para que viera dibujitos, y no algunos programas sin ningún contenido de los que abundan en Youtube (ej. los huevos sorpresa). Su amor pasa de programas como Mickey, a patrulla de cachorros... lo bueno es que siempre hay un mensaje, sea de amistad o solidaridad. A veces de la nada le sale una estruendosa carcajada o enganchado con alguna canción bailando por todo el living.
Lo incentiva a cierta interacción, y que no sea una mera caja boba.